Las cosas parecen repetirse en distintos niveles. Pueden aparentar tener características diferentes, pero la esencia es la misma. Por ejemplo, todo es cíclico. Para una mariposa nosotros podemos parecer eternos ya que en el lapso de un día, tiempo supuesto de vida de una mariposa, no nos ve envejecer. Lo mismo ocurre con nosotros y los planetas; ellos son eternos desde nuestra escala temporal. Pero tanto la mariposa, el hombre y los planetas estamos atados a la ley del ciclo, nacimiento – crecimiento – muerte. Así podemos repetir infinidad de ejemplos donde, a distintos niveles, tenemos las mismas leyes.
¿A qué viene todo esto? Si yo estoy sobre una calesita, y vivo sobre ella, lo que le pase a ella me afectará, y, en mucha menor medida, lo que me ocurra a mí repercutirá en ella. Ahora pensemos en algo que tiene vida, o para no generar polémica, que mínimamente nos nutre de vida. Obviamente, estoy hablando de nuestro planeta Tierra. Su accionar, lo que le ocurra, necesariamente nos afectará. Y siguiendo con las analogías, si estamos en una familia muy unida, supongamos de 10 personas, lo que le pase a una afectará a las demás. En una comunidad cada uno ocupa su rol. Tomemos como ejemplo al serio, al más anciano. Si siento que está mal conmigo lo más probable es que lo sienta como que me está tratando con rigor y frialdad, no? Bueno esto mismo es lo que pasa con los planetas. La relación que estén los astros entre sí con respecto a nuestro planeta, y a cada parte de nuestro planeta en los diferentes momentos, va a influenciar nuestros humores y formas de pensar.

Siguiendo con el ejemplo, la “seriedad” viene dado por Saturno y si lo tengo “mal aspectado”, o sea aspectos inarmónicos con otros planetas en mi carta, ahí voy a sentir rigor y frialdad. ¿Ven? Es todo bastante lógico, solo tenemos que tomar las premisas que las cosas están todas relacionadas y que a diferentes niveles cumplen con algunas reglas básicas.