En astrología existen cuatro elementos: fuego, tierra, aire y agua. Y cada uno de ellos
tiene sus características propias muy marcadas. Resumiendo: El fuego está relacionado con la acción y la conquista del mundo, la tierra con lo concreto y tangible, el aire con las ideas y comunicación y el agua con las emociones. Estoy siendo muuuuyyy sintético pero me parece que alcanza para lo que sigue.
Hay elementos compatibles entre si y otros que no lo son. El agua nutre a la tierra y
esta, a su vez, la contiene, por lo tanto van bien. Lo mismo el fuego y el aire, este aviva
al primero y el fuego le da todavía más liviandad al aire. Esto, pasado a nuestra vida, se aplica de manera muy clara. Supongamos a alguien que tiene un énfasis muy fuerte en los signos de fuego y aire. Tendrá características creativas, mucha vitalidad, grandes
ideas e impulso para llevarlo a la práctica. Le costará, comparativamente poco, sumarse a nuevas ideas. ¡Ey, ey, esperen no levanten todos la mano queriendo ser de este tipo de personas!, por que todo es blanco y negro a la vez. A estas personalidades les suele costar mucho mantener una tarea y no tienen muy en cuenta los sentimientos de los demás y tampoco sus propias necesidades emocionales. Esta característica la tenía uno de los consultantes. Era muy exitoso, gran orador, con mucha llegada al público. Pero a nivel emocional estaba bloqueado y le faltaba abrirse a este plano de la vida. Cuanto más se concentraba en lo que le salía fácil más lejos estaba de resolver este punto. Por otro lado, a las personas “aire” les resultan atractivas las personas fuego y viceversa por que se retroalimentan. Pero, si estas características están muy exacerbadas, al cabo de un tiempo ambas terminan agotadas; la de aire porque mucho fuego es demasiada energía para su sistema, entran en “colapso” nervioso; y el de fuego porque se cansa de que las cosas no se concreten, el de aire vive “en el aire”.
Tomemos otro caso, una persona con mucha tierra. Esto hace que todo sea demasiado
concreto y solo se crea en lo que se ve. Por lo tanto, las ideas abstractas y nuevas suelen ser rechazadas o por lo menos requieren de bastante tiempo y análisis para ser
consideradas. Esto no permite que el “aire” penetre. En general, estas personas suelen
ser muy inseguras en cuanto a lo material y se focalizan mucho en este ámbito. Y, como todo lo que es extremo, cuanto más uno exacerbe esta característica algo va a ocurrir para compensar. Se irá hacia el otro elemento afín: el agua, el opuesto complementario. Pero como la compensación es inconsciente no surgirá la parte positiva del agua. Por lo tanto, le puede dar por estados melancólicos o por un deseo enfermizo de cuidar a la familia o por excesos de índole sensual. Esto en casos extremos. En situaciones más cotidianas, se reflejará con crítica, temor a salir de lo que sabe hacer, etc. Los elementos también sirven para saber qué áreas de nuestra personalidad están en conflicto y comprender por qué nos atrae tanto una persona pero no podemos vivir con ella, o por qué existen amores asfixiantes, etc.
Por este motivo, es fundamental conocerse y ver cuales son nuestras tendencias porque, lamentablemente, tendemos buscar “ser más de nosotros mismos” y esto no permite el cambio real. Desde la astrología podemos aprender cuáles son estas tendencias y cuando empiezan a ser un problema. Detectarlas a través de ciertos eventos que se repiten, porque todo se repite. Hay ciertas cosas que van a pasar y esas son las señales que tenemos que registrar. Sabiendo e incorporando nuevos puntos de vista vamos a poder detectarlos con mayor facilidad.
¡Saludos y hasta la próxima!